Mi
madre me llevaba a pasar las vacaciones escolares. Siempre me latieron los
colores vivos de las canoas y el sonido que logra el agua cuando avanzan. La
luz de les seis. Nunca entendí por qué los ojos de uno son más pequeños en esos
lugares.
Crecí y
crecieron también mis ganas de atrapar nostalgias en el tiempo. Soy fotógrafo.
Cada que puedo retorno a las playas en busca de imágenes. Imágenes donde pueda
encontrar los pasos de Marina navegando la mañana y del aire que hacía mi
abuelo al hamaquearse por las tardes.
¿Será
acaso la fotografía la imagen viva de lo que ya no está o la imagen muerta de
lo que aún existe?
Quizá
la repuesta se haya borrado de la arena
o viaje pegada a la cáscara de un balón pateado por un niño asoleado. Qué
importa. Hoy sé por qué me gusta tanto, un chingo, mirar hacia el mar.
La mirada que trae el juego de abrir el placard de la memoria. Vos tenés talento para ser contemplador del mar, ese espejo infinito de uno mismo.
ResponderEliminarUn abrazo.
yo digo que la fotografía es nostalgia, memoria, camino para recoger los propios pasos...
ResponderEliminarabrazo y una playa...
Me recordó a Joaquín Vásquez; el mar, las lanchas y las atarrayas son los elementos principales.
ResponderEliminarSaludos Yisus.
Fausto.